2.4.11

Confesiones a una almohada


Ellos saben que en su relación de amantes pasea la magia desnuda, momentos de silencio y de dudas, pero siempre la urgencia de sus cuerpos.

A veces llegan hasta la cama, otras no consiguen hacerlo y su animal los devora tras la puerta, o ni siquiera consiguen llegar hasta ella y los primeros deseos empiezan a tomar forma en el portal mientras sus manos surcan el cuerpo del otro bajo las ropas y tropiezan con algún vecino que los mira de soslayo.

Tras devorar el tiempo entre gemidos, de buscar sus bocas con premura, de conducir su lascivia hacia le calidez de vaivenes que se acoplan y ritmos que se acompasan, se mudan de piel y se tornan vampiros

Mas tarde cuando sus cuerpos se hallan rendidos, ambos por separado me cuentan sus historias…

“Escrito con humedad hallé poemas dulces caídos de sus labios, no es el mejor amante, ni el mas viril, si siquiera lo amo, pero me hizo desearlo con tanta fuerza que tejí con sus besos una colcha para que me arrope cuando él no esta cerca, con sus caricias hice un abrigo que me pongo todas las noches para salir al encuentro de mi propio deseo. Y ya ves, liquida me encuentras cada noche, por su culpa, húmeda por guarecerme bajo su colcha y arroparme con su abrigo”

“No es la mejor amante ni la mas fogosa, ni siquiera la amo, pero aprendí a ser beso en sus labios y mis ganas las escribe su mirada iluminada por la tórrida pasión de nuestro fuego. Se llama deseo su boca entreabierta, apoderándose y engullendo mi pene y nombre placer infinito a sus manos imparables sobre mi piel. Mis ganas son el esbozo que dibujo con mi lengua cuando contorneo sus pezones y estas nacen al hallar su sexo abierto a mi, húmedo, por la excitación que le provocan mis dedos explorando el firmamento de sus sensaciones”

Y tras esas confesiones… vuelven cada uno a su casa.






~~Venus~~

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