Por fin han comenzado a caer sobre mi balcón esas blancas y esponjosas plumillas que comienzan a unirse entre sí, transformándose en un manto suave de nieve que a hurtadillas y en silencio logra cubrir todo a su paso dejando bellos paisajes.
Es muy tarde va llegando el sueño, y siento hambre de abrazos dormidos, sed de contención, calor, una cama inquieta y una sonrisa por que seguro que también a ti te hace falta... dejar de imaginar, de extrañarte como te extraño, antes de soñarte en el fondo del mar, en las calles, en este invierno que me despierta cada mañana, para abrir mis ojos y decir tu nombre…
Te dibujo entre mis dedos, buscando refugio en tus manos, escondiéndome en tu cuerpo danzando en el vértigo de los amantes, de tenerte mío y atraparte en mí, buscarte conquistarte cada mañana… enamorarte cada noche hasta el amanecer con tus dedos en mi ombligo y de nuevo… volver a empezar con el circulo.
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